Desde niño, su crueldad no conocía límites: perforaba los ojos de los pájaros y les arrancaba las plumas solo para experimentar una sensación de calma. Su pasatiempo más oscuro consistía en lanzar gatos y perros desde las ventanas, deleitándose en su sufrimiento. Sin embargo, estos actos eran solo el comienzo de una espiral de violencia y sadismo que lo llevaría a ser conocido como uno de los tiranos más despiadados de la historia. Ver La mujer perezosa que Vlad ordenó empalar Al alcanzar el poder, Iván IV, conocido como Iván el Terrible, canalizó su brutalidad hacia los seres humanos. Violaba a mujeres y luego las asesinaba de las formas más crueles: enterrándolas vivas o arrojándolas como alimento a perros y osos hambrientos. Para llevar a cabo sus atroces deseos, fundó la organización conocida como los Oprichniki, una orden de hombres vestidos de negro y montados en caballos oscuros, seleccionados en su mayoría entre criminales. Su único propósito era ejecutar las órdenes del za