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Un potente analgésico...

Ebenezer McBurney Byers, más conocido como Eben Byers, nació el 12 de abril de 1880 en Pittsburgh, Pensilvania, Estados Unidos. 

Proveniente de una familia rica, Eben recibió una educación privilegiada en las instituciones más prestigiosas de América. Con recursos abundantes, decidió dedicarse al golf, una pasión que lo llevó a ganar el Campeonato Americano de Golf Amateur en 1906. Su padre, Alexander Byers, lo nombró presidente de la 'Byers Company'.

Un potente analgésico...

Sin embargo, esta vida de felicidad y éxito no duró mucho. En noviembre de 1927, mientras regresaba a casa en tren, Eben sufrió un accidente. A pesar de viajar en primera clase, una sacudida del tren lo hizo caer de su litera, aterrizando sobre su mano izquierda. El dolor intenso lo acompañó durante el resto del viaje. Al llegar a su destino, consultó al médico de la familia, C. C. Mayer, quien no detectó ninguna fractura. El médico le recetó 'Radithor', un medicamento popular en ese momento, desarrollado por el doctor William J. Bailey en los años veinte como un analgésico sin efectos secundarios.

Ver Efectos de un ataque nuclear en el cuerpo humano

Eben comenzó a tomar Radithor líquido según las indicaciones del médico. Su condición mejoró, el dolor disminuyó y sintió una renovada energía. Con el tiempo, se volvió adicto al medicamento, ignorando los consejos del médico y consumiendo cantidades cada vez mayores, llegando a tomar hasta tres botellas al día. En tres años, de 1927 a 1930, consumió un total de 1400 botellas de Radithor.

Pero entonces ocurrió algo sin precedentes. La piel de su cuerpo comenzó a abrirse, su mandíbula inferior se aflojó y su cráneo se abrió, dejando al descubierto su cerebro. En 1931, la mandíbula inferior de Eben fue extirpada quirúrgicamente. Murió poco después. ¿Qué había causado este horror? Radithor era, en realidad, una mezcla de radio, mesotorio y agua destilada, es decir, agua radiactiva. Eben había estado expuesto a una radiación letal. El supuesto doctor William J. Bailey no era un médico establecido, y el Radithor que había creado también acabó matándolo.

Un potente analgésico...

En 1896, Pierre Curie y Marie Curie descubrieron el radio y la radiactividad. Sin embargo, en ese momento, la gente no comprendía plenamente los peligros de la radiactividad. El cuerpo de Eben fue enterrado en un ataúd sellado con plomo para evitar que la radiactividad se propagara. El radio tiene una vida media de 1600 años, lo que significa que 5 gramos de radio tardarán 1600 años en reducirse a 2,5 gramos, y otros 1600 años para reducirse a la mitad nuevamente. Esto da una idea de la cantidad de radio presente en el cuerpo de Eben.

El uso del radio para producir luz en objetos humanos es mucho más antiguo, pero su uso se descontinuó en la década de 1970 debido a los peligros de la radiactividad. La trágica historia de Eben Byers sirve como un recordatorio de los riesgos asociados con la ignorancia sobre la radiactividad y la importancia de la investigación científica rigurosa.

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