Dice Quevedo : No es buen ministro el que mira por la seguridad del príncipe y por su descanso y el de sus allegados: sólo ése, si olvida los pobres, en nada sabe lo que se dice. Sólo es buen ministro quien derechamente mira a los necesitados. El buen ministro según Quevedo Quien da al poderoso compra, y no da; mercader es, no dadivoso; logro es el suyo, no servicio; más pide dando que pidiendo, porque pide obligando a que le den. Quien pide para el que manda, toma para sí: cautela es, no caridad; no sabe lo que dice; y el mejor remedio es saber lo que con él se ha de hacer. Y copie vuestra majestad [...] que de los ministros que con afectación se le mostraren muy celosos de su reposo y descanso, tenga más sospecha que satisfacción; y esté vuestra majestad acautelado contra este género de amor que peca en trampa contra la autoridad; pues tanto es mayor el interés del que puede, cuanto más le deja el rey que haga de lo que a él sólo toca: haláganle con el sosiego, y desautorízanle y
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