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Mostrando las entradas etiquetadas como cuentos

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Cómo ganar siempre... con un cuervo que habla

Volvía Octaviano a Roma muy ufano de su victoria en Accio. Entre los que venían a felicitarlo se le acercó uno con un cuervo en la mano, al que había enseñado a decir:  "Ave, Caesar, victor imperator! ( ¡Ave, César, general victorioso!).  Admirado César Octavio, compró aquel pájaro tan ingenioso por veinte mil sestercios.  Cómo ganar siempre... con un cuervo que habla Un compañero del adiestrador del pájaro, que no se había visto beneficiado de semejante derroche de liberalidad, dijo a César que el individuo en cuestión tenía además de ese cuervo otro, y le sugirió que mandara que se lo trajeran.  Una vez ante su presencia, el pájaro pronunció las palabras que le habían enseñado a repetir: "Ave, victor imperator Antoni!" ( ¡Ave, general victorioso, Antonio!) Macrobio, en Saturnales Moraleja 1: para ganar siempre apuesta por todas las opciones... sin que nadie se entere, sobre todo los envidiosos. Moraleja 2: una vez vendido el primer cue

El samurái y el secreto de la eficacia

Ito Ittosai, incluso después de haberse convertido en un experto y en un profesor famoso en el arte del sable, no estaba satisfecho de su nivel.  A pesar de sus esfuerzos, tenía conciencia de que desde hacía algún tiempo no conseguía progresar. En efecto, los sutras cuentan que el Buda se sentó bajo una higuera para meditar con la firme resolución de no moverse hasta que no recibiera la comprensión última de la existencia del Universo.  Ver Hagakure, la vía del samurái El samurái y el secreto de la eficacia Determinado a morir en ese mismo sitio antes que renunciar, el Buda realizó su voto: despertó la Suprema Verdad. Ito Ittosai se dirigió pues a un templo con el fin de descubrir el secreto del arte del sable. Durante 7 días y 7 noches estuvo consagrado a la meditación. Al alba del octavo día, exhausto y desalentado por no haber conseguido saber algo más se resignó a volver a su casa, abandonando toda esperanza de penetrar el famoso secreto. Después de salir d

El supuesto robo de un seiscientos

Un individuo está trabajando toda su vida para comprarse un seiscientos de segunda mano. El día que se lo dan llega a casa diciendo: - Ya lo tenemos María, lo tengo abajo aparcado- salen los dos al balcón y dice - míralo María es el blanco. Y mientras lo están mirando un individuo les está abriendo la puerta. El supuesto robo de un seiscientos - Que nos lo roban María, que nos lo roban Entran para adentro agarran el armario de la habitación entre los dos, lo sacan al balcón y se lo tiran al tío encima. Lo matan. Se celebra el juicio y el hombre es condenado a muerte. Sube al cielo y lo recibe San Pedro: - Dios os guarde, - Dios os guarde, también, usted dirá - Mire Pedro yo estuve trabajando toda mi vida como un  desgraciado para poder comprarme un seiscientos de segunda mano y el día que lo estaba viendo con mi mujer, un sinvergüenza me lo estaba robando, no pude por menos de coger un armario y tirárselo a la cabeza. - ¡Caray! No te preoc

Dos monjes, una mujer atractiva y el voto de castidad

Había una vez dos monjes Zen que caminaban por el bosque de regreso al monasterio. Cuando llegaron al río una mujer lloraba en cuclillas cerca de la orilla. La mujer era joven y atractiva. -¿Que te sucede? – le preguntó el más anciano. - Mi madre se muere. Ella esta sola en su casa, del otro lado del río y yo no puedo cruzar. Lo intente – siguió la joven – pero la corriente me arrastra y no podré llegar nunca al otro lado sin ayuda… pensé que no la volvería a ver con vida. Pero ahora… ahora que aparecisteis vosotros, alguno de los dos podrá ayudarme a cruzar… - Ojalá pudiéramos – se lamento el más joven. Pero la única manera de ayudarte sería cargarte a través del río y nuestros votos de castidad nos impiden todo contacto con el sexo opuesto. Eso esta prohibido… lo siento. - Yo también lo siento dijo la mujer y siguió llorando. El monje mas viejo se arrodillo, bajo la cabeza y dijo: - Sube. Dos monjes, una mujer atractiva y el voto de castidad L

Los ciegos y el elefante

Se hallaba el Buda en el bosque de Jeta, cuando llegaron numerosos ascetas de diferentes escuelas y tendencias filosóficas.   Algunos decían: El mundo es eterno. Eso es lo cierto y todo lo demás es un engaño.   Otros aseguraban: El mundo no es eterno y esta es la única verdad. Unos aseveraban que el mundo es infinito y otros que el mundo es finito. Unos, que el cuerpo y el alma son lo mismo, y otros, que son dos realidades diferentes.   Los ciegos y el elefante  Algunos, que el Buda tiene existencia tras la muerte, y otros, que carece de tal. Otros, que el Buda ni existe ni no existe tras la muerte.   Y así cada uno de ellos sostenía sus puntos de vista, en la convicción de que los suyos eran los verdaderos y los demás los falsos. Así pasaban su tiempo en cerradas polémicas e incluso llegaban a la indignación y el insulto.   Todo ello fue oído y visto por un grupo de monjes, que después le relataron al Bienaventurado lo sucedido.   Buda comentó: Monjes, e

Ignorancia

Se trataba de dos amigos no demasiado inteligentes. Se despertaron a medianoche y uno le dijo al otro: - Sal fuera y dime si ya ha amanecido. Observa si ha salido el sol. Ignorancia El hombre salió al exterior y comprobó que todo estaba muy oscuro. De vuelta explicó: - Está todo tan oscuro que no me es posible ver si el sol ha salido. Y el otro repuso: - No seas necio. ¿Acaso no puedes encender una linterna para ver si el sol ha salido? En su ignorancia, muchas veces así procede el ser humano en la búsqueda espiritual, sin utilizar sabiamente el discernimiento, la capacidad de discriminación. El Arte de la Estrategia

Una vida inútil

Un granjero se puso tan viejo que no ya podría trabajar los campos. Así que pasaría el día sentado en el pórtico de su casa.  Su hijo, aún trabajando la granja, levantaba la vista de vez en cuando y veía a su padre sentado allí. “Ya no es útil”, pensaba el hijo para sí, “¡no hace nada!”. Un día el hijo se frustró tanto por esto, que construyó un ataúd de madera, lo arrastró hasta el pórtico, y le dijo a su padre que se metiera dentro. Sin decir nada, el padre se metió. Después de cerrar la tapa, el hijo arrastró el ataúd al borde de la granja donde había un elevado acantilado.  Una vida inútil Mientras se acercaba a la pendiente, oyó un débil golpeteo en la tapa desde adentro del ataúd. Lo abrió.  Aún tendido allí, pacíficamente el padre dirigió la mirada hacia arriba a su hijo.  - “Sé que vas a lanzarme al acantilado, pero antes de que lo hagas, ¿puedo sugerir algo?” - “¿Qué?” contestó el hijo - “Arrójame desde el acantilado, si quieres”, dijo el padre,

El rey y el halcón

El rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara. Pasados unos meses, el instructor comunicó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente educado, pero que al otro no sabía lo que le sucedía: no se había movido de la rama desde el día de su llegada a palacio, a tal punto que había que llevarle el alimento hasta allí. El rey y el halcón  El rey mandó llamar curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió. Por la ventana de sus habitaciones, el monarca podía ver que el pájaro continuaba inmóvil. Publicó por fin un bando entre sus súbditos, y, a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente en los jardines. Traedme al autor de ese milagro, dijo. Enseguida le presentaron a un campesino ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago, acaso? Entre feliz e intimidado, el ho

Los tres leones

En la selva vivían tres leones. Un día el mono, el representante electo por los animales, convocó a una reunión para pedirles una toma de decisión. Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los animales, pero para una gran duda en la selva: existen 3 leones y los 3 son muy fuertes. ¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia? ¿Cuál de ellos deberá ser nuestro Rey? Los leones supieron de la reunión y comentaron entre sí: Es verdad, la preocupación de los animales tiene mucho sentido. Una selva no puede tener 3 reyes. Luchar entre nosotros no queremos ya que somos muy amigos… Los tres leones Necesitamos saber cuál será el elegido, pero, ¿Cómo descubrirlo? Otra vez los animales se reunieron y después de mucho deliberar, llegaron a una decisión y se la comunicaron a los 3 leones: - Encontramos una solución muy simple para el problema, y decidimos que Uds. 3 van a escalar la Montaña Difícil. El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey. La Mon

La joven y el príncipe

Cuento chino de la joven y el príncipe La joven y el príncipe es un cuento corto chino que enseña a los niños que con trampas y engaños no se consigue nada y, es preferible ser honesto y sincero. Hace muchos años, vivía en China un príncipe que iba a ser coronado emperador. Él era apuesto, inteligente, valiente y lo tenía todo para ser un buen emperador, todo menos una cosa: no estaba casado. Para solucionar este problema se organizó un concurso entre las muchachas de la corte para que el príncipe pudiera escoger a su futura esposa. El concurso sería complicado puesto que el príncipe impondría un desafío a todas ellas y quien lo consiguiera realizar sería su esposa.  La joven y el príncipe Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. La anciana tenía una hija profundamente enamorada del príncipe. Cuando llegó a su casa le contó todo a su hija y ésta le dijo que quería ir a la celebración. La madre, so

El maestro samurai y el moscardón

El calor del verano era sofocante y el sudor corría por la frente del samurai. En el engawa del dojo unas pequeñas campanillas furin pendían de la entrada. Ni siquiera una ligera brisa les arrancaba el mas mínimo sonido. El hombre descalzó sus zoris y subió al entarimado de madera de la entrada, saludo con una reverencia al primogénito del maestro de kenjutsu a cuya lección del día pretendía asistir. La fama de este maestro samurai era conocida en varias provincias aunque se decía que la edad y la enfermedad estaban minando lentamente la salud del anciano. Pronto su hijo heredaría la escuela y enseñaría en su lugar. El maestro samurai y el moscardón El samurai, afiliado a un clan y experto también en el manejo de la katana y en las técnicas de combate de su propio ryu, tenia permiso expreso de su señor para recorrer el país como lo hacían otros muchos samurais y ronin en estos tiempos de relativa paz después que los Tokugawa asumieran la dirección del país. Los a

El samurai que escuchaba gatos

Un samurai, feroz guerrero, pescaba apacilemente a la orilla de un río. Pescó un pez y se disponía a cocinarlo cuando el gato, oculto bajo una mata, dio un salto y le robó su presa.  Al darse cuenta, el samurai se enfureció, sacó su sable y de un golpe partió el gato en dos. Este guerrero era un budista ferviente y el remordimiento de haber matado a un ser vivo no le dejaba luego vivir en paz. El samurai que escuchaba gatos Al entrar en casa, el susurro del viento en los árboles murmuraba miau. Las personas con la que se cruzaba parecían decirle miau. La mirada de los niños reflejaba maullidos. Cuando se acercaba, sus amigos maullaban sin cesar. De noche no soñaba más que miaus. De día, cada sonido, pensamiento o acto de su vida se transformaba en miau. El mismo se había convertido en un maullido. Su estado no hacía más que empeorar. La obsesión le perseguía, le torturaba sin tregua ni descanso. No pudiendo acabar con los maullidos, fue al templo a pedir consejo a

La conversión religiosa de la calabaza

A un grupo de sus discípulos que estaban tremendamente ilusionados con una peregrinación que iban a emprender les dijo el Maestro: "Llevad con vosotros esta calabaza amarga y aseguraros de que la bañáis en todos los ríos sagrados y la introducís en todos los santuarios por los que paséis". La conversión religiosa de la calabaza Cuando regresaron los discípulos, la amarga calabaza fue cocinada y posteriormente servida como comida sacramental. "Es extraño", dijo con toda intención el Maestro después de haberla probado, "el agua sagrada y los santuarios no han conseguido endulzarla". El Arte de la Estrategi a

Todos tenemos grietas

Cuento tradicional de la india Un hombre cargador de agua de India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros.  Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba todo el agua al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón; en cambio cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua. Todos tenemos grietas Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección, y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación. Después de dos años, la tinaja quebrada le hablo al aguatero: -“Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo puedes entregar la m

¡Te he prevenido!, dijo la Muerte

Un día, un joven se arrodilló a orillas de un río. Metió los brazos en el agua para refrescarse el rostro y allí, en el agua, vio de repente la imagen de la muerte.  Se levantó muy asustado y preguntó: -Pero… ¿qué quieres? ¡Soy joven! ¿Por qué vienes a buscarme sin previo aviso? -No vengo a buscarte -contestó la voz de la muerte-. Tranquilízate y vuelve a tu hogar, porque estoy esperando a otra persona. No vendré a buscarte sin prevenirte, te lo prometo. El joven entró en su casa muy contento. Se hizo hombre, se casó, tuvo hijos, siguió el curso de su tranquila vida. Un día de verano, encontrándose junto al mismo río, volvió a detenerse para refrescarse. Y volvió a ver el rostro de la muerte. La saludó y quiso levantarse. Pero una fuerza lo mantuvo arrodillado junto al agua. Se asustó y preguntó: -Pero ¿que quieres? -Es a ti a quien quiero -contestó la voz de la muerte-. Hoy he venido a buscarte. -¡Me habías prometido que no vendrías a buscarme sin prevenir

La envidia en un saco de plumas

Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo, todo por la envidia que le tuvo al ver el éxito que este había alcanzado. Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese amigo, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo: “Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo. ¿Cómo puedo hacerlo?”, a lo que el hombre respondió: “Toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas y suelta una donde vayas”. La envidia en un saco de plumas    El hombre muy contento por aquello tan fácil tomó el saco lleno de plumas y al cabo de un día las había soltado todas. Volvió donde el sabio y le dijo: “Ya he terminado”, a lo que el sabio contestó: “Esa es la parte más fácil. Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste. Sal a la calle y búscalas”. El hombre se sintió muy triste, pues sabía lo que eso significaba y no pudo juntar casi ninguna. Al volver, el hombre sabio le dijo: “Así como no pudist

La cólera de un particular (Cuento chino)

El Rey de T’sin mandó decir al Príncipe de Ngan-ling: -A cambio de tu tierra quiero darte otra diez veces más grande. Te ruego que accedas a mi demanda. El Príncipe contestó: -El Rey me hace un gran honor y una oferta ventajosa. Pero he recibido mi tierra de mis antepasados príncipes y desearía conservarla hasta el fin. No puedo consentir en ese cambio. La cólera de un particular  (Cuento chino) El Rey se enojó mucho, y el Príncipe le mandó a T’ang Tsu de embajador. El Rey le dijo: -El Príncipe no ha querido cambiar su tierra por otra diez veces más grande. Si tu amo conserva su pequeño feudo, cuando yo he destruido a grandes países, es porque hasta ahora lo he considerado un hombre venerable y no me he ocupado de él. Pero si ahora rechaza su propia conveniencia, realmente se burla de mí. T'ang Tsu respondió: -No es eso. El Príncipe quiere conservar la heredad de sus abuelos. Así le ofrecieras un territorio veinte veces, y no diez veces más grande,

El maestro de té y el samurai mercenario

El señor de Tosa se dirigió a Yedo, la capital, para una visita oficial al shogun. Había llevado con él a su Maestro de cha no yu (Maestro de la ceremonia del té), del que se sentía muy orgulloso. El "Cha no yu" , la ceremonia del té, es un arte japonés fuertemente influenciado por el zen. Cada gesto debe ser realizado con una gran concentración. Se trata de saborear, gracias a un delicado ritual, el misterio del "aquí y ahora". El maestro de té y el ronin El Maestro de té tuvo que vestirse como un samurai para poder entrar en el palacio, y por tanto debió llevar su signo distintivo, es decir, dos sables.. Varios días después de su llegada a Yedo, el especialista de cha no yu no había salido aún del palacio. Varias veces al día ejercía su arte en las habitaciones de su señor, ante la alegría de sus invitados. Incluso llego a oficiar en presencia del shogun. Un día , el señor le dio permiso para dar una vuelta por la ciudad. El Maestro de té,

El ojo y la espada - cuento zen -

“Durante las guerras civiles en el Japón feudal, un ejército invasor podía barrer rápidamente una ciudad y tomar el control.  En una aldea en particular, todos huyeron momentos antes de que llegara el ejército; todos excepto el maestro de Zen. El ojo y la espada - cuento zen - Curioso por este viejo, el general invasor fue hasta el templo para ver por sí mismo qué clase de hombre era este maestro. Como no fue tratado con la deferencia y sometimiento a los cuales estaba acostumbrado, el general estalló en cólera. -¡Estúpido! – le gritó mientras alcanzaba su espada- ¡No te das cuenta que estás parado ante un hombre que podría atravesarte sin cerrar un ojo! Pero a pesar de la amenaza, el maestro parecía inmóvil. - ¿Y usted se da cuenta, – contestó tranquilamente el maestro- que está parado ante un hombre que podría ser atravesado sin cerrar un ojo?”

Miedo a ir en barco

Un sultán decidió hacer un viaje en barco con algunos de sus mejores cortesanos. Se embarcaron en el puerto de Dubai y zarparon en dirección al mar abierto.  Entretanto, en cuanto el navío se alejó de tierra, uno de los súbditos, que jamás había visto el mar y había pasado la mayor parte de su vida en las montañas, comenzó a tener un ataque de pánico debido al miedo a ir en barco.  Sentado en la bodega de la nave, lloraba, gritaba y se negaba a comer o a dormir. Todos procuraban calmarlo, diciéndole que el viaje no era tan peligroso, pero aunque las palabras llegasen a sus oídos no llegaban a su corazón.  Miedo a ir en barco El sultán no sabía qué hacer, y el hermoso viaje por aguas tranquilas y cielo azul se transformó en un tormento para los pasajeros y la tripulación por culpa del cortesano que tenía miedo a ir en barco.  Pasaron dos días sin que nadie pudiese dormir con los gritos del hombre. El sultán ya estaba a punto de mandar volver al puerto cuando uno d